llego a contemplar la casa de mi infancia en llamas
como una espectadora
y sólo puedo fotografiar la escena
eternizar el humo que llena mis pulmones
en una imagen fría
aprieto los puños
veo mis nudillos puros y sanos
y los libero
los vasos constreñidos vibran
las marcas en las palmas duelen
aprieto de nuevo
con vehemencia
respiro
suelto
pienso en las sobras de la cena de ayer
que quedaron sobre la mesa
en el gigante invisible que
en su condición de busto de bronce
nos fuerza a maternar
nos convierte en su burla
en su carnada
en su objeto
nos lastima
nos enfrenta
nos dice como ser
como amar
(y a quién no)
como ser más codiciable
(pero tanto no)
mis venas aún tiemblan
mis pulmones se limpian
con algunas bocanadas de aire puro
pero mi bazo no mejora desde anoche
mi piel se vuelve a marcar fácilmente
mi carne todavía es blanda
mis brazos siguen sin fuerzas
y mis ojos siguen siendo de espectadora
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