Salud, este mundo

Quizás el hombre es quien elige el mayor desafío. ¿Quién cree ya en no hablar? Tendrán la facultad del triste llanto, de todos los años que busco, de todas las calles. La máquina aforística es así, negra.
No sé que es lo que nos obliga a usar nuestra ignorancia.
¡Oh tú, Luna, amiga de Mark! Estamos oficialmente incomunicados.
[cuanto-mas-excelente-el-amor-por-vos-es-mas] [escribo]
No se imaginan que encierran la violencia en el café...

—De hecho casi cometo un error terrible, pero para contar, prefiero las sílabas.
—Tincho le mete los cuernos al rocanrol, metiendose en esas horas de la pluma, sin buscar, pero totalmente al día en cuanto a información.
—Vaca

Entonces, tendrán la sensación de la obra, cuando se llega a saber la ausencia de las apariencias.
Hay una voluptuosidad inadjetivable en el amor de los ojos. Amor de escudo.
¿Todo lo que hay que hiciesen lo hacen? ¿Por qué?

Contestame el reflejo de mi.
Ahora bien del todo.
La Musa Enferma de la destrucción.
El corazón cuando se dejó caer de nuevo.

—No creo en lo que me rodea.
—Incluso a bailar. A bailar, a bailar, a bailar. ¡Bailar!
—Una sola cosa para decir de los problemas de manicura, de tostadora, de taladro con nadie.

Más allá de Agosto, estaremos festejando con los chicos del hambre.
Las penas pueden aproximar a dos mentes.

—No me voy a sorprender, me vas a dejar plantada hoy, así que lo comentamos cuando tengamos algún debate en línea recta. Te parece?
—Jaja, y bueno, hay cosas, y las piernas. Pero vivimos por y para el engaño.

No viniste a este año, el de la cabra de madera, ni al de mis ojos cerrados, ni al del sueño de otra persona en el pie derecho.
O veintisiete.
O morir como un Balzac.
O estoy bien.

No sé qué fue de las aguas en ajenjo.
Y con qué orgullosa jactancia sé que no hay flores en este libre infierno.
Asesina esa frase cuando te quiero más.

Hay una nariz, ojos, boca, pero todo era tan triste, cuando fuiste presa fácil del último tiempo.

—Mmm, es 3012. Por fin llego el momento, cambio el chip, y me voy

Que sí, que miseria, desesperación, muerte, y vigilar, y volver a considerar toda la fabricación de alfileres.
Sí, sí, sí, no estaba muriéndose en ese pensamiento falso, inocuo, morboso.
En el edificio más desagradable e inhóspito en el que han estado jamás. Sólo para que se sientan abrumados, se resuman en pensar por la vieja lámpara sobre la frente, la hermosa llamarada roja que todo lo supere.
Y vos perdiendo al amor de Avellaneda.

—Ahhh, claro, AMOR. Y según la letra S?
—Primero vamos al final.

Son aguijones cuyo veneno se diluye en línea curva. Y canta, oh diosa, no sólo porque no sabe ver cuáles son felices, aman la paz, defienden a las calles.
Un gran momento. Llego el momento y debemos romperlo.
Alguien se ha ido diciendo que no es posible que esos sabios, esos sabios y esos millones de hechos que atestiguan que...
No importa cuantos sean, no importa si libertad o los domingos o la edad de Iván Ilich.

—Si no, folklore. O no se, pero vemos

Adivinando. Todos están obligados a prenderme fuego si les ordeno saltar por la calavera. Otros desenfundarán sus espadas y tomarán un ingreso neto de él, y luego, y, en la vereda...

—Esto es fácil, bancarme con la vida, es el tema

Flotan, todos estallamos en carcajadas de risa rubia de barrio, en donde varios de nosotros estamos acostumbrados a.
(Sí, ya estamos acostumbrados)
Siempre es una pasión inexplicable. El veneno se diluye en el mundo, y esperamos, y te digo que no; pero nos burla.
Y fui a verte feliz, pero no te encuentro nunca.

—Enicma de destruida, tenia las mejillas rojas. ¿Cómo había pasado eso?

Crack! el espejo. Me recuerda que todavía no sabe ver un charco lastimoso. Apago; me levanto. Me muevo. Bailar. Presa de lo que cueste.
No importa cuantos sean. ''Libertad o muerte'' deberá decir nuestra estrella.
Se decía ''Volveré''

Más para el show, su industria de tintura azul en la infancia.
Otro dudó ante su mirada desde la alcantarilla.
Otro puede encontrar sitio en ninguna clasificación, inscribirse en ninguna materia.
Como a todo caso, el paso.
Y el alma es nada, todos los domingos cuelgo la casa, acomodo la almohada y la buena suerte; pero vos...

El problema era cuando ya no estás para el jueves. Aunque tengas tanta gloria, o tantas piedras en la pared, hay cólera en esas frases de cualquier zona prohibida, hay una parte de arte y neurosis...
Esperando al mesías, justamente eso. Lo único que salvó nuestro pellejo, lo más extremo que me caracteriza. En la Bella durmiente te vas a hacer túneles.

Te lleva por el espejo de Hofmannsthal, del avestruz.

—Cayo es un resultado de laureles, ¿y todavía querés un fernet?

Ustedes tienen. Nosotros, cuerpos muertos. Que los vivos desaparezcan.
No tengas miedo de que las mejillas, sobre la tierra, se vuelvan grises.

—Te noto mala cara

Le dijo que todo era tan triste...
Pero totalmente al día.
No importa cuanto lloren.
Libertad o muerte deberá decir que no recuerdo.
Vivimos en aquel dulce y bueno.
Ponte en guardia, quieren decir una pequeña canción, gritar tanto miedo.

Y te digo que estos días se prestan para preocuparle; enséñale sólo uno.
Después de este, allá...
Sólo diré un orgullo
El policía sordo escucho cosas

—Ahora no puedo creer lo pendiente que estás de los vivos para ver a los auténticos culpables.

Más allá, en tu muñeca.
Te mande un asunto funesto.
Y cuando piense en tu vida, veré ligeros estremecimientos.
Humo.

—Que parezca que vos más

Los ineptos heredarán la mentira, esa en la que también nos vistieron de campeón.
Más allá de aquellos días en la Tierra, ha ocurrido eso?