Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia.
Y el dolor que me punzó la garganta
al atravesar el desfiladero de mis temores
empequeñece hasta la invisibilidad
cuando se enfrenta
al despreciable infierno de la obsesión idéntica
al despreciable infierno de la obsesión idéntica
que me condena a arrastrarme a moldes ajenos
buscando a tientas una caricia furtiva
cuando me reconozco una imitación mediocre de la musa de ayeruna sombra
una versión oxidada de la que escribe estos versos
Y también en eso fracasa
También en eso
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